Comenzaba la semana no de muy buena manera. Piernas que no iban, como si no se recuperasen de un día para otro, algo que pensaba que pasaría conforme me dedicase a recuperar en los días venideros, pero las cosas no iban como yo quería, y el tiempo se iba agotando.
Llegó el día D, el sábado, la noche antes de dormir más bien poco, inquietud, desvelado varias veces, y pensativo, algo que hacía tiempo que no me pasaba la noche anterior a una carrera, pero es que La Sufrida es de mis favoritas, aunque es una carrera que no va con mis características, pero me encanta.
Recogida de dorsal y chip, y el cielo amenazante. Saqué la bici del coche, preparé todo, y para la salida. Reencuentro con amigos, muchos, a los cuales me dio alegría saludar. Fotos de salida, con Igor y Ana, para el recuerdo, a la vez que mirábamos al cielo de reojo. Dan el chupinazo, me despido de Laura, con un: "Hasta dentro de un rato".
Tramo neutralizado de Arriate a Ronda, ganando posiciones, y fijándome en el pulsómetro y las sensaciones que me daban las piernas hasta ese momento, y no me gustaba lo que veía y lo que sentía. A pesar de que apenas había calentado, las sensaciones volvían a ser parecidas a las del resto de la semana. Se abrió la carrera ya en la bajada de Ronda en dirección a Montejaque, estando atento a los puestos delanteros, y así evitar posibles caidas. La lluvia se tornaba intensa en ese momento, y empezábamos a calarnos hasta los huesos, con apenas 20 minutos de pedaleo.
Zona de llaneo, y comienzo del primer puerto, Montejaque. Tendido, de fuerza, donde todos los años se rompe la carrera porque se sube muy rápido, a plato, y continuos ataques, pero este año parecía diferente, la lluvia parecía que había hecho que los ánimos se calmaran, y no había ganas de sufrir antes de tiempo. Y mientras yo con mis sensaciones, y mis piernas que no terminaban de ir. Le di muchas vueltas a la cabeza, y ya con una fuga en solitario por delante, pensé que en las Palomas iba a "morir", así que no tenía nada que perder, y por lo menos me dejaría ver durante un rato, sin saber hasta donde permitiría el grupo mi locura. Antes de llegar a la mitad del puerto me fui, en solitario en principio, puse el plato y a volar. No me costó mucho abrir hueco, y sabía que coronando, el resto del terreno hasta el comienzo de las Palomas era favorable a mis condiciones, y podría llegar por lo menos hasta allí. Poco antes de coronar me alcanzó un corredor, de nombre Felix, y alemán, aunque afincado en España, según me comentó.
Fuimos relevando, aunque le costaba de vez en cuando, y tenía que ir diciéndole que pasara, buen ritmo y abriendo hueco, ya no se veía el pelotón. Cuando nos dimos cuenta andábamos ya por Zahara de la Sierra, por su embalse, y ya se veían las primeras rampas del coloso. Comenzamos a subir, eramos segundo y tercero al pasar por las alfombras que abrían el crono en la subida, aquí cada uno puso su ritmo. Yo me puse mi marcheta, menos ligera que la de mi compañero de fuga, que abrió un pequeño hueco, aunque eso ya no me preocupaba, ahora la cosa estaba en llevar un ritmo sostenible hasta la cima, algo que sabía que sería casi imposible, porque los milagros en este deporte no existen, y el piloto de avería lo llevaba a punto de encenderse.
Alcanzado por los escaladores del pelotón, pues este venía ya roto, saludé a un par de amigos, Santi Mancilla, el algecireño, que a la postre haría segundo en la larga, y Rafa, que ya en Master40, entró en el grupo de los primeros en meta, dos grandes del ciclismo andaluz. Me limité a seguir mi ritmo y a intentar tomarlos como referencia, pero poco me dudaría eso, no había llegado a la mitad del puerto cuando ya noté que las piernas no iban, comenzaba la crisis, y solo quedaba mantener el tipo. No podía seguir el ritmo de ninguno de los grupos que me pasaban. Solo pensaba en el descenso, y la zona favorable que me esperaba luego. Logré coronar, con muy pocas fuerzas ya, aunque la cara no lo reflejaba, porque eran las piernas las que no iban.
Comencé el descenso, y bueno, fiel a mi estilo, me movía con soltura en las curvas a pesar de estar mojadas, y de seguir lloviendo de forma intensa. Pasado Grazalema, tocaba subir un pequeño puerto, de no más de 2kms, el cual hacía un par de años pude subir a plato y sin problemas, pero no era mi día, y encima el aire pegaba de cara y bastante fuerte.
Llegabamos a la zona favorable, llanos y alguna bajada, poca subida, y a exprimirme hasta donde el cuerpo me dejase, que no iba a ser demasiado, así que tendría que tirar de "clase", como dice en gran Adrian. Hicimos un grupo, donde alguno se negaba a dar relevos, y de nuevo a llamarles la atención como si de niños se tratase. Así, rodando muy rápido hasta la subida a Ronda, donde ahí si que no pude hacer nada de nada. El pulsómetro no pasaba de 150 pulsaciones, las piernas no respondían, y el dolor era enorme. En solitario, descolgado de ese grupo, lloviendo a mares, pasé este tramo como pude, con bastante sufrimiento, hasta que alcancé a un corredor que también reventó en el grupo, y fuimos relevando hasta la meta.
Llegué reventado, no daba más de mí. Lo primero que hice fue pegarme a un avituallamiento que había justo pasada la llegada, y no despegarme en un rato. Tenía hambre, mucha, hacía tiempo que no me sentía así. Después tocó reflexionar, sobre como había ido la prueba, lo que esperaba hacer, y lo que finalmente hice, y bueno, creo que puedo sentirme contento, por lo menos en parte. El último mes y medio no ha sido el ideal, ni mucho menos. La rodilla, la cual me ha mantenido al margen de los entrenos de calidad, solo saliendo a pasear me ha trastocado todos los planes que tenía para estas alturas de la temporada, aunque por otra parte, protagonizar una fuga de cerca de 30 kms en una carrera así, creo que debe ser un orgullo para cualquiera, porque hay que ser muy valiente para lanzarse al vacío sabiendo que el paracaidas puede no abrirse y morir en el intento. Pero como siempre digo, prefiero morir luchando que permanecer quieto viendo como se me escapan las oportunidades.
Como consecuencia de todo esto, de nuevo dolor de rodilla, el cual ya estoy tratando, y
espero que solo haya sido una sobrecarga. Ya veremos esta semana como evolucionamos.
Y esto ha sido todo, espero que os haya gustado, y hasta pronto.